dimecres, 17 d’abril del 2013

Olorant l'estiu

Antes de marcharme de Roma sólo una cosa te pido, madre Venus: ordena a tu hijo Cupido que no sea conmigo demasiado duro. Si ha de alcanzarme una de sus flechas, sea. Acepto gustosa sus heridas, siempre que no sean profundas. Al verano le favorecen los amores alegres y ligeros, como la brisa marina o las ondas que llegan mansas a la orilla. Por esos amores sólo quiero pagar dos lágrimas cuando concluya la luna de agosto y haya de retornar a nuestra ciudad. Dos lágrimas sólo y un poco de melancolía. Nada más.


Mujeres de Roma. Que Cupido no sea demasiado duro. 2012