Pepe, el encargado de limpieza, esta noche se ha encontrado con Juan, vicepresidente de la empresa. Este se ha quedado a trabajar hasta tarde, tanto que ha llegado el turno de la limpieza y él todavía sigue tecleando frente al ordenador. Ensimismado frente a sus documentos, facturas y demás ventanas que tiene abiertas en la pantalla, no se ha percatado de la presencia del hombre que está tirando a la basura todas las latas de refrescos, envoltorios de comida y demás papeles que hay tirados en el suelo despreocupadamente.
Pepe no es que sea muy silencioso, ya que intenta llamar la atención de su jefe, que es un guarro. Después de recoger el suelo, procede a limpiar los estantes, llenos de figuritas inservibles- al parecer de Pepe- que le regala la gente cuando va de viaje a algún sitio, o que le regalan clientes y proveedores… Juan quiere que estas figuras estén impolutas y, ordenadas en el mismo orden con que se las van regalando: estante superior derecho, luego izquierdo y en el mismo sentido en los estantes inferiores, siempre de derecha a izquierda. ¡Ah! y que no se rompa ninguna… puede ser una catástrofe.
Mientras limpia cada una de las figuras y las deja en el orden establecido, Pepe no deja de toser- como diciendo “malditos objetos inservibles, que lo único que hacen es criar polvo”-. Pero Juan sigue a lo suyo, como si en la habitación no hubiese nadie más. Sólo sus líos de papelorios y él.
Pepe termina de limpiar el despacho, y cierra la puerta de un portazo. En ese momento Juan baja de las nubes y se percata de que alguien ha salido de su despacho. Se levanta corriendo y ve que es el hombre de la limpieza y se dirige hacia él. Le toca el hombro y Pepe, que ha escuchado los pasos tras de sí, se gira, y a punto está de ponerse a cantarle las cuarenta a su jefe. Pero en el momento que se gira, ve que Juan sujeta algo en la mano, y que ésta va en su dirección. Ese algo tiene forma de caja y está envuelto en papel de regalo.
Juan le pide disculpas a Pepe, por tener siempre la oficina tan sucia y de ser tan escrupuloso en el limpiado y ordenado de sus figuritas. Le entrega la caja. Pepe no sabe cómo reaccionar, no esperaba tal consideración de su jefe. Por primera vez, ve un brillo de humildad en el rostro del hombre que siempre lo ha ignorado, relegándolo a la categoría de figurita de estantería.
Antes de que Pepe pueda decir nada, Juan se disculpa por tener que volver al trabajo, le da un apretón de manos, le dibuja una amable sonrisa cansada en su rostro y vuelve a abrir la puerta por la que ha salido.
Juan mira el paquete que tiene en las manos. Decide abrirlo. Sus ojos se abren como los de un lémur, y abre su boca sorprendido. No puede creer lo que el gilipollas de su jefe le acaba de regalar. Se quita la bata azul de limpieza, la tira contra la pared con todas sus fuerzas, sale de las oficinas, da un portazo y se larga.
En su despacho, Juan no puede parar de reírse. De derecha a izquierda, hay un hueco en la estantería de las figuritas.
3 comentaris:
Esto hi ha que representaro? fer un storyboard?
Un bes.
Espero que la figurita que le ha regalado a Pepe sea una reproducción del Apolo de Belvedere,porque si no no veo los referentes por ningún lado,ejem,ejem...
(Es broma,así está muy bien)
Ma encantat!
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